viernes, 12 de junio de 2009

Dura realidad

Abrió un ojo y después el otro. El nuevo día había llegado y se acurrucó en la cama.
Pensó en lo cómodo que estaba allí en su casa, tumbado, a gusto. Incluso si tenia calor podía sacar un pie fuera de la cama, que siempre funcionaba como método casero para refrescarse.

Pero sabía que tenía que levantarse.

Tenía tantas cosas que hacer ahí fuera... Ir a estudiar, hacer las practicas, pensar en la organización de los exámenes,... Empezó a agobiarse y volvió a mirar a la ventana por donde entraban los rayos de sol.
- !Maldito sol¡ - Gritó a los cuatro vientos. O más bien a las cuatro paredes que cerraban su habitación. - ¡Siempre me haces la puñeta y me levantas de la cama cuando estoy en lo mejor de mi sueño!

Se incorporó y busco sus zapatillas, cada una en una punta de la habitación. Algún día grabaría en su habitación para ver quien le descolocaba las cosas por la noche.
Cogió aire, cerró los ojos durante un momento y se puso en pie. Se acerco a la entreabierta persiana y tiró de la cuerda. La persiana empezó a subir y el sol empezó a apoderarse de su cuarto. Hasta que de pronto dejó caer la persiana y el sol desapareció. La oscuridad invadió la habitación.
- ¡Y qué te crees tu eso, bonito! - Dijo a la cerrada persiana - ¡No siempre te vas a salir con la suya! ¡Apañatelas ahí fuera sin mi!¡Hoy para mi es fiesta!

Y se volvió a la cama con una enorme sonrisa de oreja a oreja.

1 comentario:

Acuática dijo...

Que grande lo de sacar el pie para refrescarse...me he sentido totalmente identificada :)