miércoles, 4 de agosto de 2010

Postales. ( IIII )

Tallin

3 (o 4) - Julio – 2010

Lo siento por escribirte tan tarde. Sí, sé que no es instantáneo y que probablemente recibas tu postal a la hora de siempre, pero quiero hacerte ver que es bastante más tarde de lo que te escribo normalmente. Y además, es mi postal y la escribo como quiero.

Hoy estaba tranquilamente tomando algo en mi bar, en mi esquina, y en mi sitio como siempre, y la mañana transcurría tranquila. Sus turistas, sus habituales, algunos nuevos… Ya sabes cómo son los bares y las terrazas. Hasta que se ha sentado cerca de mí un hombre que de primeras no me ha llamado la atención, un hombre normal. Demasiado normal. Mientras, yo seguía tranquilo viendo el devenir de los turistas mientras ojeaba algún periódico.

He empezado a sospechar cuando además de permanecer demasiado tiempo en la terraza he visto que leía el periódico de Tallin sin más, cuando hoy cualquier habitante parecía totalmente alterado con la política y la última decisión "parlamentaria" y te daba su opinión si querías escucharla. El camarero ha estado un buen rato hablando conmigo acerca del tema y al acercarse al hombre éste le ha echado con un brusco ademán. Así que no era de allí.

Al fijarme en él con ayuda de un espejo casero (sí, una cuchara, muy visto). He visto que no me quitaba ojo de encima y que además era demasiado normal, casi transparente. Un turista se ve a lo lejos por el ruido y las pintas y los habitantes de aquí siempre van con prisas, se toman un café o una cerveza o algo y se van. Él no. Y no parecía esperar a alguien. Así que empecé a fijarme en cómo no llamaba la atención. Exactamente como yo hubiera hecho, excepto por el incidente del camarero.

¿Sabes que ahora las cámaras espías pueden hacer fotos a una cuchara y aún así enfocar? La cosa es que la cara de este hombre me suena pero no sé de qué…

A partir de ahí te puedes imaginar. He pagado la cuenta, y he tirado por un callejón, donde me he escondido y le he visto pasar buscándome…

Creo que será mi último día en Tallin.

Fdo: Roque.

Pdt: ¿Quién dice que el mundo no es un pañuelo? Y lo que es peor… ¿Cómo me han encontrado?

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