miércoles, 19 de agosto de 2009

Durmiendo despierto.

Esta es una de estas historías que ves una vez en la cabeza, crees que vas a olvidarla y va y viene continuamente hasta que la sacas al papel (en este caso a la pantalla). La he visto tantas veces antes de dormir que era necesario dejarla salir para dar paso a nuevas ideas. A ver que os parece:

Era tarde. La lluvia golpeaba los cristales mientras él, sólo en casa ya que sus compañeros aun no habían vuelto, veía una serie tumbado en la cama. Estaba a punto de quedarse dormido; la serie era entretenida, pero había sido un día agotador y ya eran casi las tres de la mañana.

Cogió el reloj de nuevo: las 2:58 marcaba en formato digital. Volvió a dejarlo sobre la mesilla y se estiró ocupando toda la cama.

“Creo que ya va siendo hora” se dijo a si mismo mientras cerraba los ojos, el ordenador estaba programado para apagarse cuando acabara la serie. Le gustaba dormir oyendo voces, quizá eso le ayudaba a dormir o quizá así no se sintiera tan sólo. Quién sabe. Se acurrucó un poco sobre las sabanas, y lo único que recordó es el sonido del ordenador al apagarse, y el ruido de la lluvia cayendo sobre el cristal de la terraza. Cayó dormido.

Estaba en lo más profundo de un sueño cuando un ruido le hizo despertarse. Vio el móvil iluminado en la mesilla. No tenía ninguna gana de levantarse y cogerlo, pero algo le hizo realizar esos movimientos involuntariamente. Entonces vio que el mensaje era de ella. Ella.

Su mente empezó a vagar en los recuerdos mientras su dedo abrió aquel digital mensaje que parpadeaba sobre la pantalla. Cuando bajó de las nubes ya lo había leído un par de veces, pero no se había enterado.

“¿Aún es tarde? ¿Podría pasar a verte?”

Su dedo, más rápido que su mente, ya había mandado la respuesta. “Sí, ven cuando quieras”.

Casi no había terminado de mandar el mensaje cuando recibió otro. “Abre. Estoy en la puerta”.

Se sorprendió y tras leer tres veces más el corto mensaje se levantó de la cama y fue por el oscuro pasillo hacia la puerta de entrada. Miró por la rendija y todo estaba oscuro; a pesar de todo, abrió la puerta.

A pesar de la oscuridad pudo reconocerla. Dio la luz de la entrada y ahí estaba ella de nuevo, Una gran parte de su pasado. Estaba empapada y por su pelo todavía caían gotas de agua. La miró a los ojos y vio que los tenía rojos, se notaba que había estado llorando.
- Yo, eh …
- Pasa.- Dijo él. – No te quedes ahí en la puerta.

Una vez en la entrada ambos se miraron fijamente. Habían pasado varios años.
- Yo… se que el único sitio donde me esperarías sería aquí. No tengo a quien recurrir. – Empezó a llorar de nuevo, - Yo… Esta tarde… Llevo todo el día…
Sólo recibió un abrazo por respuesta. El tiempo paso y ambos necesitaban ese abrazo. No supo cuanto tiempo pasó, pero lo siguiente que dijo fue:
- Ponte cómoda, mi habitación es la segunda a la derecha. Ahora te saco ropa seca aunque te quedará enorme. ¿Tienes hambre? Voy a prepararte algo a la cocina, mientras vete sentando y descalzándote. Ahora te llevo algo. Shhh, calla, no necesito explicaciones.

Y aquí acaba la historia. No he sido capaz de ver nada más... A ver si hoy que ya he vaciado un poco de memoria alguna neurona me cuenta como sigue... y como acaba... :S

4 comentarios:

Thanos_Malkav dijo...

Mmmm, tiene pinta de ser basado en hechos reales...

Iorgeus dijo...

que va, que va. Está basado en hechos pre-sueños. Esto no tiene nada de real ni base cientifica xD

Acuática dijo...

Jou, quiero un final...

Irene dijo...

Me gusta! Y como no tiene final, no puede ser final triste!! =). Me pregunto cómo lo harás para que al final, no acabe bien...
pd. ¿Nunca te han dicho que no hay que abrir la puerta a los casi-desconocidos? Ays...