martes, 24 de noviembre de 2009

Click

¡Qué util sería!

El dolor de cabeza no remitía, y llevaba ya varias horas así. Harto de luchar contra aquel enemigo invisible que se burlaba de él desde dentro de si mismo decidió acabar con todo de una vez.

Cogió unas tijeras, un espejo, una maquinilla, y se puso a trabajar.

En media hora ya había eliminado todo el pelo de su cabeza, ahora ya solo faltaba lo más importante, asique dejo las herramientas y comenzó la segunda fase de su misión.

Empezó a tocarse milimétricamente toda la cabeza calva. Bajo desde la frente hasta la coronilla, mirando incluso detrás de las orejas, pero no vio aquel interruptor que buscaba. Entonces se dijo:

-¿Si yo fuera Dios, dónde lo escondería?- Se volvió a mirar en el espejo e instantaneamente vio el pequeño saliente. Su felicidad fue enorme. Ahora ya solo tendría que pulsarlo.

Con mucho cuidado y una sonrisa de oreja a oreja: ¡Click!

Se que era previsible... pero, ¿No sería maravilloso ocasionalmente?

1 comentario:

Acuática dijo...

Sí, sin duda a mí me vendría genial...
Un beso!